sábado, 28 de noviembre de 2009

La cata del loco (versión 58)


Un loco se ha escapado de un manicomio. En su deambular sin rumbo entra en un local. Se celebra allí un concurso de catadores de vino mosto que, por el tono de sus mejillas y el brillo de sus ojos, debe al menos por la novena ronda. El loco que, entre ellos ve a su amigo Pepe, se acerca y se abrazan como hermanos. Pepe, si es éste en realidad Pepe, no se acuerda de el, pero gracias a su estado de embriagadez lo invita a un vaso de vino. El supuesto Pepe propone a los demás participantes, ebrios todos como el primero, a que su amigo participe. Así toma el loco parte en tal concurso, tomando vino mosto con los señores, que se van desentendiendo del concurso, haciendo un verdadero homenaje a Baco, dios del vino; cantando, bailando y llorando de alegría.

Tras varias rondas mas, todos los participantes, excepto el loco que se había librado de las primeras nueve rondas, quedan dormidos. Así el loco se autoproclama ganador, acreditándose a si mismo del cheque equivalente a 5 hectáreas de viñas en Hermosilla de la Fuente y de un trofeo con forma de barril. El loco, que no sabe que es una hectárea ni una viña, se guarda tal papel en el bolsillo (el cual utilizará mas adelante para limpiarse una caca de perro incrustada en su zapato), y se va tan contento de vuelta manicomio con su trofeo, el cual piensa poner en la repisa de su habitación, para que todos los compañeros de planta lo envidien y codicien.

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