sábado, 28 de noviembre de 2009

La cata del loco (versión 42)


Un loco que perdió el juicio por el hecho de zambullirse demasiado en libros muy, muy densos, se había escapado de un manicomio. En su desequilibrante deambular sin rumbo, entra en un local donde se celebra un concurso de catadores de vino. Daba lugar, a una selecta cata de vinos de sobresalientes añadas llevada a cabo por prestigiosos somelieres todos ellos pertenecientes al Consejo Regulador de una famosa denominación de origen. Empezaban el concurso de una forma muy amena, sintiendo tres tipos de aromas, que se combinaban de forma perfecta con toques lácticos y cítricos, frutos amarillos, frutos secos y semillas de sésamo. En la nariz de los somelieres se podía apreciar también una gran cantidad de ciruelas, moras y arándanos maduros, complementado, con notas cremosas, minerales, ahumadas y, elegantemente pulidas, con un magnifico toque floral, en unos vinos que en la boca tenían un cuerpo medio o grande. Catando también otros tipos de vinos dotados de un magnifico equilibrio de sabor entre afrutados y amaderados y de color cereza. ¡Y eran plenos y eran pulidos y eran redondos en la boca de todos los catadores¡. El loco haciendo parte de la cata, tras haber probado una inmensa cantidad de vinos, se vuelca hacia el pasado, en el tiempo y en el espacio… cuando en el imperio romano era normal cocer el vino para reducirlo, obteniendo, de esta forma, tres variedades distintas de vinos viejos. Ninguno de los catadores sabía latín. Entonces el loco de forma retórica y con demasiada locuacidad, empieza, diciendo bien alto, que el sapa era un vino reducido a dos tercios de su volumen original. Que el defrutum era un vino cocido hasta quedar reducido a la mitad. Que el carenum era un vino reducido a un tercio y que el mulsum representaba la adición de diversas sustancias, principalmente de la miel, en una proporción de un kilo de miel para cada cuatro litros de vinum. Que sus villae, eran los centros de producción integral del vino, con sus caminos de piedra apisonada, que, facilitaban el transporte de los carros, cargados de uvas, desde los propios viñedos, hasta los lugares de producción, el complejo del torcularium. Que las plataformas de prensado se encontraban debidamente elevadas e inclinadas, hacia los lagares, de forma a facilitar la evacuación del mosto. Dando un corto periodo de tiempo, para que se realizase la primera fermentación. Que otra de las estancias fundamentales era la Cella Vinaria, una habitación, que, según los tratados de la época, debía estar a un nivel inferior de las prensas y de la cocina y orientadas siempre hacia el norte o al oeste. En su interior, se almacenaban, grandes tinajas, tipo dolium, que contenían el vino y donde se llevaba a cabo una segunda fermentación, de forma más lenta. Que Plinio el Viejo escribía en su tratado “tantum pecuniarum detinent vini apothecae” traducido “Cuánta plata duerme en las bodegas” enalteciendo de este modo el gran aprecio que sentían los romanos por la producción de buenas y pigmentadas añadas. Produciendo un gran alborozo entre todos los somelieres inmediatamente le cogen por los brazos, intentando expulsarlo del respectivo local. Uno de ellos llama a la policía local, que acudiendo rápidamente, le introduce en el coche patrulla, llevándole, nuevamente, al manicomio. Se escuchaba todavía de forma indescifrable las latinas palabras, sapa, defrutum, carenum y mulsum disolviéndose lánguidamente en un espacio sin ninguna retroalimentación…

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