sábado, 28 de noviembre de 2009

La cata del loco (versión 48)


Un loco se ha escapado de un manicomio. En su deambular sin rumbo entra en un local. Se celebra allí un concurso de catadores de vinos. Aprovechando tal multitud entre ellos se metió. En ese momento estaba muy lúcido. Se hizo pasar por uno de los catadores. La idea no fue muy brillante porque estaba tomándose una medicación muy fuerte.Cuando llevaba diez catas, su cabeza empezó a jugarle una mala pasada y empezó a perder la lucidez. Uno de los catadores consiguió sujetarle cuando intentó tirar una de las tinajas contra uno de los asistentes. Le encerraron en el despacho para poder llamar a la policía, sin saber aún que se había escapado del manicomio del pueblo de al lado.El invitado de honor de la cata era el hijo del fundador de la bodega, y al ver todo lo sucedido se acercó a la habitación donde estaba encerrado. Ya frente a frente se dirigió al loco por su nombre y le lanzó una frase amenazante: - “Liberto, pensé que te lo había dejado claro, ahora te dejaré salir de aquí, pero no volveremos a vernos nunca”. A lo que Liberto le contestó con un no rotundo: - “todo el mundo sabrá la verdad, eres un impostor. El autentico hijo soy yo y lo demostraré.”Todo había sucedido muy rápido. Liberto hacía mucho tiempo que contrató a un matón para que asesinara a su padre porque se había quedado con la bodega que realmente había fundado su madre. Cuando ya estaba todo preparado se echó atrás, pero el matón ya tenía otro plan. Por el gran parecido entre ambos decidió hacerse pasar por Liberto, asesinó al padre y a él le desfiguro la cara para que nadie lo reconociera. Cuando fue arrestado contó esta historia y por eso lo enviaron al psiquiátrico. Durante la pequeña charla estuvo observando el despacho y comprobó que todo seguía en su sitio, tal cual lo había dejado su padre. De nuevo, una vez solo en el despacho rebuscó en un cajón y encontró lo que buscaba. Una pequeña cámara de video y lo más importante, una botella de vino de gran valor por su antigüedad. Tenía más de cincuenta años. Siendo en realidad un suero que te hacía decir la verdad. Desde el interior pidió hablar con su suplantador. Le ofreció beber ese licor de dioses, y los efectos no se hicieron esperar. Pudo grabarlo todo y así demostrar que no estaba loco. Liberto recibió una pequeña reprimenda y un castigo social, mientras su enemigo se pudre en la cárcel.

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