sábado, 28 de noviembre de 2009

La cata del loco (versión 49)


Un loco se ha escapado de un manicomio. En su deambular sin rumbo entra en un local. Se celebra allí un concurso de catadores de vino…
Observa mientras alguien atentamente le entrega una copa de vino.
- Empezamos por el joven, espero que le guste.
- Seguro que si pero podía haberla llenado del todo.
El joven se alejó sonriendo.
El loco miraba a unos señores que vestían con un chaqué raro pero lo que más le llamaba la atención eran las grandes chapas que colgaban de sus cuellos.
-Deben de ser peregrinos- dijo sin dirigirse a nadie en especial.
Oprimía la copa, ya vacía, contra el pecho. No para llevársela o esconderla simplemente no sabía que hacer con ella, el chico que lo vio fue rápidamente hacia su rincón e intentó cambiarle la copa.
-Perdón señor se la cambio por un crianza - mientras extendía su mano derecha con la copa llena.
- lo siento nene pero tengo problemas para criar a nadie- le ratifico seriamente.
- es una lastima- le dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
En un instante le había arrebatado la copa que había despegado del pecho al hablar, depositando a la vez una llena en su mano. Cuando el muchacho se marchaba masculló
- no están todos conmigo hay dentro.
Estaba mirando a los peregrinos cuando algunos de ellos la emprendían a escupitajos con un enfriador de botellas.
-¿estará malo el vino?. Continuó vigilando cuando vio a uno hacer gárgaras con agua mineral.Se queda petrificado y piensa - podía estar envenenado- y dejo la copa que aun no había probado en el suelo, debajo de una silla para que creyesen que se lo había tomado
- Juro tomarme todas las pastillas pero que no me maten- cerrando los ojos a la vez que movía los labios. Al abrirlos se encontró con el chico que llevaba una nueva copa.
- Hemos llegado a lo bueno aquí tiene el reserva. No se lo podía creer, iban a por el, y tenia reserva. Por lo visto, allí esperan a los que se daban a la fuga. Solo le quedaba por ver como algunos de los peregrinos metían la nariz en las copas- han perdido el veneno no saben donde esta, ahora o nunca- fue a levantarse cuando seis o siete personas ocupan el espacio libre que le rodeaba, impidiéndole cualquier movimiento. ¿Qué espera toda esa gente? Miró en la misma dirección que ellos y vio algo horrible. Los del colgante tenían los ojos vendados.
- Ahora se la juegan a la ruleta rusa, seguro que casca el gordito- dijo con gesto de alivio.
-! Por fin te encuentro granuja!-grito un pedazo de mulo con bata blanca.
- No que va si no me he movido de aquí esperándote.
- Sabes que no puedes beber, ni mucho menos largarte sin avisar.
- Te juro que ni una cosa ni la otra. No vuelvo a cambiar de manicomio mientras viva. Espera un momento traen comida, a ver a quien le toca.

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