sábado, 28 de noviembre de 2009

La cata del loco (versión 37)


Un loco se ha escapado de un manicomio. En su deambular sin rumbo entra en un local. Se celebra allí un concurso de catadores de vino, él observa a los concurrentes desde una puerta lateral y sin que nadie lo vea, sin dudarlo y con paso rápido se dirige al baño de caballeros, una vez en el lugar se esconde y espera sin entender que lo llevó a ese sitio, , sin acertar a lograr siquiera imaginar que evento se llevaba a cabo allí, siente pasos y cuando ingresa un hombre, antes de darle tiempo a emitir siquiera un grito le tapa la boca, luego lo duerme de un golpe en la nuca y se queda mirándolo, por su cerebro cruzan ideas inesperadas, así es que lo encierra en uno de los baños individuales, no sin antes intercambiar sus ropas. Le quedaban algo holgadas, pero no tan mal, nunca en su vida se había vestido con tan buenas ropas, o si lo había hecho no guardaba recuerdo de ello, sólo tenía presente esa horrible camisa gris; así vestido sale y hallando cerca un lugar desocupado se ubica en el mismo. Nadie le dice nada, no notan su presencia porque todos están atentos a la reunión, y ve que las personas de su mismo sector se van acercando muy concentrados, de a uno a la mesa ubicada frente a la concurrencia, toman una copa con vino, la giran en la mano como si lo entibiaran, lo observan, lo paladean, y luego se retiran, volviendo a sus respectivos asientos, y así de pronto se da cuenta que le toca el turno a él, no sabe que tiene que hacer pero avanza decidido, antes de llegar al frente siente algunas suaves risas, pero cree que son cosas de su cerebro, ¿porqué se iban a reír? , cada vez las risas suenan más fuertes, no entiende porque su cabeza le hace escuchar esas risas, nunca le pasó,/ pese a que todos dicen que está loco/, aquellas personas que están sentadas en el lugar hacia el que se dirige comienzan a sonreír, /que raro, si nadie lo conoce/¿ será que les cae simpático?/ no entiende, pero ve que estos se ponen de pie/ imagina que para saludarlo, pero no es así, también ríen/ igual se aproxima a la mesa toma la copa y observa que en ella sólo hay un mínimo sorbo de un perfumado vino de buen cuerpo y bello color rojizo, piensa /claro ya casi la vaciaron los anteriores y busca con la mirada la botella que se encuentra en la mesa al lado e inmediatamente se sirve la copa llena y la bebe de un trago, cuando está por servirse por segunda vez nota que se acercan a él varios hombres apresuradamente y el lugar se ha transformado en un caos de risas, llamados en voz alta, y corridas, intenta huir pero lo toman de los brazos, y llevan hacia un costado del salón, mientras por un micrófono alguien trata de que se recupere la calma, pero esto resulta difícil porque todos siguen riendo y observando al hombre, que tienen arrinconado y que llamó la atención porque su saco estaba abotonado en la espalda.

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