Un loco se ha escapado de un manicomio. En su deambular sin rumbo entra en un local. Se celebra allí un concurso de catadores de vino, grandiosa casualidad teniendo en cuenta que él ya ejerciera esta profesión en otra vida anterior.
Porque, efectivamente, Marcos recuerda todas y cada una de sus vidas anteriores, profesiones, amores, amantes, incluso perfumes, y eso es algo que la gente nunca ha soportado, quizás por envidia, quizás por pánico a lo desconocido, pero que ha acabado por encerrarle a él y a sus maravillosas historias bajo los techos fríos de aquella cárcel demente.
De hecho recuerda perfectamente el día que entró en aquel inhóspito lugar, cuando aquel estúpido juez no creyó que, a pesar del fatal desenlace, hubiera intentado de las únicas mil y una formas posibles salvar la vida a aquella mujer, algo lógico teniendo en cuenta que ya pronunciara su juramento hipocrático unos pocos cientos de años atrás y que era la única persona capacitada en aquellos instantes para atenderla.
Pues no, aquel letrado no creyó que fuera médico, ni tan siquiera cuando explicó a todos los presentes los primeros auxilios ofrecidos a la víctima, incluida traqueotomía, y que, por un error impredecible, acabaron con su vida.
Valiente imbécil, lo único que supo hacer fue mandarle a aquel maldito manicomio del que, gracias a sus habilidades como ladrón y trapecista (profesiones a las que dedicó alrededor de treinta y tantos años allá por el XIX) había conseguido escapar sin problema alguno.
Y ahora estaba allí, dispuesto a mostrar sus capacidades ante aquella pandilla de catadores ineptos que, aún sin presentaciones previas y motivos ausentes, no le merecían ningún tipo de respeto.
Cuando llegó su turno agarró la copa con delicadeza, como nadie excepto él sabía hacerlo, contorneándola, moviendo el líquido a uno y otro lado y dejándose envolver por los recuerdos pasados. Olió su contenido, embriagándose, empapándose de matices y cerrando los ojos para no vislumbrar los rostros idiotas que a su alrededor se congregaban expectantes.
Y bebió un sorbo de aquella gigantesca copa.
Cuando, por fin, el público presente guardó silencio, el veredicto de Marcos resonó por cada resquicio de aquel local.
¡Esta Coca Cola sabe a mosto barato!
Este relato fue tercer premio del concurso de literatura de vino de turismodevino.com, el portal de enoturismo que ofrece propuestas de hoteles, estancias especiales, spas, etc. en las regiones vinícolas de España. Información de hoteles en la Rioja, hoteles en Ribera del Duero, Estancias en Castillos o bodegas hotel... Muchas propuestas muy especiales
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